El hielo y el fuego
Gracias a Goran, él me enseñó a gozar del tenis! dijo Marin
Čilić ni bien hizo suyo el US Open. Anton Filić en su columna
del Vecernji List dice que quizá no haya mejor cumplido para un entrenador. Cuando el año pasado los dos tenistas afirmaron su trabajo juntos, hubo quienes descreyeron de las posibilidades de esta colaboración, apoyados en la importante diferencia de caracteres; Goran es el fuego y Marin el hielo. Pero precisamente de esa combinación nació la victoria.
Lo vimos; la emoción de Goran se desparramó en la final de Marin con Kei Nishikori. Gesticuló, saltó y se comió las uñas hasta que por fin se calmó. Por fuera, claro, porque por dentro tenía un volcán. Igual que cuando en 2001 ganó la gloria en Wimbledon. Igual que cuando su ciudad – Split - lo recibió como a su César.
– No pude esconder lo que sentía, dijo Goran – gané como jugador y ahora ayudé a Marin a llegar al Monte Everest. No puedo decir hasta dónde estoy orgulloso de él; el mundo entero se admira de su juego. Solamente con mirar los últimos tres matches, lo increíble es cómo lo hizo. No pensé jamás que alguien pudiera jugar una serie de diez set perfectos. Hasta que llegó Marin. Esto es tenis del siglo XXII – se entusiasmó Ivanišević. Cuando dije que Čilić tiene cualidades para el Top 5, la gente me miró raro. Ahora los incrédulos Tomases lo están viento.
Carmen Vrljicak Verlichak (Buenos Aires)
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